Colgados en el tren III: ¿Podemos darle la vuelta a los asientos?
El tiempo iba pasando y no llegábamos. Empezábamos a tener la cabeza harta de oír a las niñas y a esa abuela, que no paraban de hablar. Le acababa de dar una paliza a Guille en el hundir la flota y ya no sabíamos que más hacer.
¡Niño! ¡Deja de chupar cámara!
En ese momento, Marc se había sentado al lado de francesc – el mojarra se había bajado hacía poco – y yo al darle la vuelta para hablar con él, apreté un botón y el asiento se movió.
Ante nuestro regocijo, los cuatro – Francesc, Guille, Marc i yo – intentamos darle la vuelta a los asientos. Así no… Aprieta la palanca… Venga, todos a la vez… ¡Uy! Me parece que he roto algo… Ahora haber como lo arreglamos… Yo no os conozco…
En esas que una de las madres vio que el revisor amable se acercaba y no aviso. Era una carrera contra el reloj. Habíamos sacado los asientos de sitio y los teníamos que meter otra vez antes de que llegara el revisor. Nos fue de un pelo. En el último instante justo cuando Marc y yo nos íbamos a sentar, el asiento hizo crack y se acabo de colocar en su sitio. El revisor ni se dio cuenta.
Después de eso, decidimos que lo mejor era estarnos quietos en nuestros asientos. ¡Por suerte ya faltaba poco para llegar a Pamplona!
¡Ja som aquí, ja hem arribat!
Coming soon: Nos vemos en los Bares I: ¡Qué barato está el pescado!
Etiquetas: El secuestro de Stimpy